
Sacerdote fallecido en 2011, que fuera profesor de Religión en el Instituto de Bachillerato Pera Maria Orts i Bosch y párroco titular de la Iglesia de San Bartolomé de Finestrat.
P: José Vallalta fue sacerdote de varias parroquias y profesor de Religión en institutos de secundaria. Carmen, ¿me puedes hablar, en primer lugar, de vuestra familia, de vuestros orígenes, y, sobre todo, de la infancia de tu hermano?

R: Mi familia procede, por un lado, de Rafelcofer y, por otro, de Tárbena. Mi padre, que nació en Denia, era ebanista e iba de un sitio para otro, por razones de su trabajo, de tal manera que, de cinco hermanos, cada uno nació en un pueblo distinto, dos de ellos criados por la hermana de mi padre; mi hermano Pepe, el sacerdote, nació en Alcoy, una Nochebuena de hace 94 años. Muy temprano se le despertó la vocación por el sacerdocio, quizá por su devoción hacia el Pare Pere, una especie de eremita y predicador de mucho prestigio en Denia; se marchó, con 13 añitos, al Seminario de Orihuela, interno; sólo lo veíamos en vacaciones. Él quería ser misionero, pero mi tía, con quien vivía, le dijo que si se marchaba no le mandaría dinero. De todas formas, siempre viajó mucho a países subdesarrollados, de África, para llevar a cabo una misión evangelizadora. Tenía mucha relación con misioneros.
P: ¿Durante cuánto tiempo ejerció el sacerdocio y en qué lugares?
R: Estuvo en muchos sitios. En Cocentaina cantó su primera misa y, curiosamente, en ella casó a Manolo, nuestro hermano mayor. Después estuvo diez años en Tabarca, isla a la que llevó la luz y el agua y restauró la iglesia; en Alfaz del Pi, donde también se preocupó de arreglar la casa parroquial; en Monforte del Cid; en Finestrat. Siempre fue muy activo, muy servicial, muy de ayudar a todo el mundo, como por ejemplo propiciar las adopciones de niños. Y, como mucha gente sabe, ayudó a María Jesús la del acordeón a ser conocida llevándola a la televisión. Cuando se jubiló, mi hermano pasó a ser coadjutor de la parroquia de San Jaime, pues, realmente, un cura no se jubila nunca.
P: También fue profesor de Religión. ¿Qué piensas que le gustaba más: dirigir una parroquia o la enseñanza?

R: Estuvo en el colegio Lope de Vega, en el colegio de Nuestra Señora de los Dolores, en el instituto de Novelda y en el IES Pere Maria Orts i Bosch de Benidorm. Fue cura de la residencia del Banco de Vizcaya en El Albir, socio fundador de la Clínica Virgen de Fátima, hoy Clínica Benidorm. Pienso que disfrutaba en la parroquia y como profesor de Religión; en la parroquia atendiendo a todo el mundo, organizando excursiones; en el instituto, durante el recreo, ensayaba con un coro de alumnos. Mi hermano no paraba ni un momento. Tenía buenas relaciones con las instituciones, con la televisión; con decirte que, en una ocasión, trajo a la famosa Marisol a l’Alfàs.
P: Creo que antes de su jubilación tuvo un accidente que le impidió seguir con su trabajo, con su vocación. ¿Me puedes hablar de ello?
R: Sí. Le dio un ictus en el confesonario, pero estaba ya jubilado; le afectó a zonas del cerebro y se quedó sin poder hablar. Era de ver cómo sufría no pudiendo comunicarse con la gente, si no era por gestos. Al principio de su accidente vivía conmigo; después prefirió irse con una familia a quien había ayudado con anterioridad: Juan e Isabel, que lo atendieron de maravilla hasta su fallecimiento; siempre les estaremos muy agradecidos.
P: ¿Hay más vocaciones religiosas en vuestra familia?

R: No. Pero nuestra familia es muy religiosa.
P: ¿Crees que don José es recordado por mucha gente? ¿Por los feligreses? ¿Por sus alumnos?
R: Sí. Mucha gente lo recuerda, bien feligreses, bien alumnos, bien amigos. Creo que mi hermano Pepe dejó honda huella por donde pasaba, últimamente en Benidorm.
P: Yo recuerdo que siempre iba con un flamante Mercedes y que tenía una importante finca por la parte de Pego.
R: Mi hermano era un apasionado de los coches; y le gustaba la marca Mercedes; con decirte que fue chófer durante un tiempo del obispo Barrachina y, en lugar de utilizar el coche oficial, utilizaba el coche de su propiedad. En cuanto a la finca de Pego, sí, se la compró él porque había heredado de la familia; era una gran finca, con mucha agua, fértil… Él se consideraba un llaurador; le gustaba trabajar en el campo, en la huerta.
P: ¿Recibió algún homenaje, algún reconocimiento, por su labor sacerdotal o docente?

R: No, que yo sepa. Únicamente te puedo decir que fue muy apreciado por sus superiores y por sus feligreses; creo que es el mejor reconocimiento que se puede obtener.
P: Una pregunta para ti. ¿Crees que hoy día escasean las vocaciones religiosas? ¿Qué habría que hacer para motivar a los jóvenes?
R: Por supuesto que escasean. Ya en tiempo de mi hermano, si ingresaban 120 en el seminario en la adolescencia, apenas si se ordenaban 20. Ahora es peor todavía. Quizá se despertarían más vocaciones, es decir, habría más curas, si permitieran que se casaran y tuvieran una familia normal.
P: Una gran parte de su vida tu hermano la vivió en Benidorm. ¿Piensas que estaba totalmente integrado con los naturales del pueblo?
R: Totalmente. En Benidorm y en los demás lugares en los que vivió. Mi hermano era amable, servicial, y todo el mundo lo quería.
P: ¿Tienes idea de lo que pensaba sobre la evolución tan vertiginosa de la sociedad, de las costumbres?
R: Bueno, todos nos adaptamos poco a poco a esa evolución, debido a que es paulatina. Sobre esto yo tengo una frase: “Antes las gentes eran más pobres, pero vivían más felices”. Eso también lo he apreciado en países como Zimbabue, donde he viajado con mi hermano; allí, a pesar de sufrir de incomodidades e incluso de pasar hambre, la gente estaba contenta. Claro, no conocían un mundo mejor.
P: ¿Qué crees que le falta a Benidorm para que sea una ciudad perfecta?
R: Quizá que los forasteros se adapten más y mejor a las costumbres de los de aquí. A veces da la impresión de que influyen negativamente.
P: ¿Alguna anécdota, algún recuerdo que tenga que ver con tu hermano? ¿Algo que nos hayamos dejado en el tintero y que quieras contar?
R: Pues sí. En cierta ocasión, a la vuelta de un viaje a Lourdes, en dos autobuses, pasaron por Andorra, y los viajeros compraron los productos típicos que todo el mundo compraba en aquella época; la policía subió a uno de los autobuses para registrarlo todo, hasta que el jefe de la policía dijo: “Este viaje está organizado por don José; así que nada de registros”. Resulta que mi hermano había casado con anterioridad a la hija de dicho jefe. En otro orden de cosas, mi hermano organizaba campamentos de la antigua OJE en El Albir, en Guadalest, en Teulada…
P: Pues esto ha sido todo. Tus declaraciones han servido para recordar a un hombre que dedicó su existencia a la vida religiosa. Y que sigas tan bien como ahora, Carmen, pues te veo con la misma viveza y amabilidad que tenía tu hermano.
R: Muchas gracias.
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