Caravaca de la Cruz es la siguiente X en el casillero de Autocaravana Vivir

El caso es salir de viaje. El destino es lo de menos. Si nos podemos ir, nos vamos. Y como nos hemos vuelto a encontrar 4 días, pues carretera y manta…o bañador, que empieza el calorcito. ¿A donde?

Casualidades de la vida, una conversación de última hora nos conduce a un propósito imprevisto pero deseado. Caravaca de la Cruz es uno de los destinos que nos seguía faltando, la distancia desde casa es la justa y la ocasión, perfecta. Hoy empiezan sus fiestas mayores con las carreras de los Caballos del Vino como plato fuerte. Una fiesta de reconocido prestigio a nivel nacional que viste la ciudad con sus mejores galas.

Lo demás es lo de menos. Un área sencilla que es la envidia de muchos destinos, un casco antiguo que merece una mesurada visita y un ambiente que preludia los que está por llegar. Vamos a ello…

!Pues ya que estáis por la zona, visitar algunos lugares de los alrededores para que os de tiempo a volver a Caravaca en sus días fuertes de fiestas!. La verdad es que hay tiempo de sobra.

Y nosotros, que nos tomamos todo lo que nos decís muy en serio, allí que nos fuimos. La idea era hacer noche en el embalse de Alfonso XIII en Calasparra, pero la climatología y la carretera, no lo aconsejaban. Eso sí, la vista espectacular con el agua azul turquesa dando espacio a la imaginación al observar su inmensa lámina de agua que se aterciopela al absorber las poderosas rachas de un viento que se ha levantado sin avisar.

No hay mal que por bien lo venga y sorpresas te da la vida, son las dos frases que han de unirse para describir en pocas líneas lo que supuso descubrir y decidir pasar la noche en el Camping La Puerta, a mitad de camino entre Moratalla y la sierra de alrededor.

Espectacular. Decenas de campistas disfrutando al son de la música de una noche estrellada y un microclima de ensueño, que nos obliga a recuperar la colcha para dormir debajo de inmensos pinos y el sonido de las mini cascadas que se multiplican por el río Alhárabe.

Una caminata matinal abrigado por el anestesiante silencio de la pista forestal que conduce hasta los baños del Somogil, es la gota que falta para certificar que estanos en un lugar al que tardaremos muy poco en volver. El espectáculo visual es comparable al que disfrutas cuando te adentras en los bosques de Soria. Y la fauna, también.