Toñi y María Dolores, al alimón, nos hablan de su padre, Miguel Ojeda Ocaña, fallecido en 2021 a los 86 años de edad

Miguel Ojeda fue, entre otras cosas, concejal del ayuntamiento de Benidorm en tiempos del alcalde Manuel Catalán Chana.

P.- ¿Me podéis hablar algo sobre el origen de vuestra familia? ¿De dónde sois y cuánto tiempo hace que estáis afincados en Benidorm?

R.- Nuestra familia procede de Martos (Jaén) pero nos trasladamos a Villajoyosa hace 60 años.

P.- ¿Creéis que os integrasteis convenientemente en la vida de esta comarca?

R.- Perfectamente. Las cuatro hijas hemos desarrollado satisfactoriamente nuestra vida, primero en La Vila, y después en Benidorm, sin ningún problema. Entre otras cosas, las hijas hemos participado siempre en las fiestas de los dos pueblos, no tanto mi padre.

P.- ¿A qué se dedicó vuestro padre durante su vida laboral?

R.- Mi padre se dedicaba a las faenas del campo en Martos y se formó musicalmente en el conservatorio de Córdoba. La música fue su vida; en el pueblo, ya fabricaba flautas con las cañas que encontraba en el campo. Gracias a algunos amigos, comenzó a trabajar en Chocolates Pérez en La Vila, al tiempo que alternaba con su afición musical: fue miembro de la Unión Musical de La Vila (durante algún tiempo, el director) y profesor de música en el colegio doctor Esquerdo. Fundó la primera banda de cornetas y tambores de esa localidad. Y tocaba en un grupo que se llamaba The magnifics. Cuando las hijas empezamos a trabajar en Benidorm, mi padre se trasladó a esta ciudad y formó parte de la banda de música, dirigida por Rafael Domenech (tocaba el saxofón tenor) y dirigió otro grupo musical, The lieders, con personas conocidas como los dueños del Benidorm Palace; tocaban en el antiguo Hotel Catalonia (hoy, Los pelícanos). Mi padre hacía los arreglos de las canciones de moda de cada año, escribía partituras (las tiene registradas en la SGAE)… Y tocaba casi todos los instrumentos; llegó a tener una extensa colección de ellos. Formó musicalmente a muchos chavales, incluso ayudó en sus principios a María Jesús, la del acordeón. Dirigía la banda de cornetas y tambores de Benidorm y el Coro parroquial de la iglesia de la Almudena.

P.- Hablemos de política. ¿Cuánto tiempo estuvo Miguel Ojeda en política y en qué concejalías?

R.- Solamente estuvo cuatro años. Llevaba Parques y jardines, Música y Medio ambiente. Empezó con los independientes de Evaristo Serrano y continuó con Manuel Catalán Chana.

P.- ¿Qué logros recordáis que se llevaron a cabo durante esos años en el ámbito municipal?

R.- Nuestro padre intervino en mejorar la escena urbana, como la calle Murcia, la calle Ibiza, la Avenida del Mediterráneo, el Parque de L’Aigüera. También en la creación del Conservatorio, cuando estaba en el Leonor Canalejas, que luego pasó a la Plaza de Toros (junto con Rafael Domenech). A nivel medioambiental, consiguió regular los ruidos en ciertas zonas.

P.- Alguno de sus familiares os habéis dedicado también a la música o a la política?

R.- Respecto a la música, una de mis hijas estudió la carrera de piano, pero no se dedica a ello; y tenemos varios primos que tocan algún instrumento. Nosotras no hemos pasado de colaborar con mi padre y cantar en el coro; por cierto, cuando alguien se equivocaba, era a nosotras, por la confianza, a quienes echaba la bronca. En cuanto a política, ninguna de las hijas hemos heredado esa faceta.

P.- ¿Algún reconocimiento, homenaje?

R.- Sí, aunque siempre que podía, rehuía ese tipo de protocolos. La Cofradía de la Esperanza y de la Paz le hizo un homenaje. A la muerte del alcalde Pérez Devesa, todos los que habían sido concejales recibieron una placa. Y recuerdo que, una vez, la Banda de Cornetas y Tambores le brindó otro homenaje, y lo tuvimos que llevar casi engañado, porque si no, no hubiera ido; así era de modesto y discreto.

P.- Amén del trabajo y de la política, ¿cuáles eran las principales aficiones de Miguel?

R.-Le gustaba mucho leer. Y ver películas del oeste, de misterio, policiacas. Y hacer excursiones con la familia, prácticamente todos los domingos que tenía libres; recorríamos los pueblos de la provincia, en plan familiar.

P.- ¿Cómo veía vuestro padre Benidorm en los últimos años? ¿Benidorm lo tiene todo para una vida de calidad?

R.- A mi padre le gustaba Benidorm sobremanera. En los últimos años, pensaba que muchas cosas eran susceptibles de mejora.

P.- ¿Creéis que mucha gente se acuerda todavía de él?

R.- Cuando falleció, en el segundo año de pandemia, mucha gente ni se enteró. Murió discretamente y en silencio, como vivió toda su vida. Nunca le gustó ser protagonista, ni destacar; se tomaba el trabajo muy en serio. Recuerdo que el alcalde, Toni Pérez, me llamó emocionado: mi padre había sido su profesor de música, como de tantas otras personas. La gente de más edad se acuerda de él, casi seguro; los más jóvenes, no.

P.- Vuestras declaraciones nos servirán a para dar a conocer a nuestros lectores algo más sobre la labor de Miguel Ojeda en el ayuntamiento de Benidorm y en la ciudad. ¿Deseáis añadir algo más?

R.- Una vez, creo que fue en el año 72 o 73, hubo una gran riada en Benidorm; se inundó todo el Rincón y muchos bajos de pisos y hoteles, como el Catalonia, donde guardaban todos los instrumentos; recuerdo que mi padre, que era un buen nadador, iba en una barca y buceó para salvar de las aguas guitarras y batería. En otra ocasión, a mi marido se le olvidó devolver un libro prestado cuando cumplía el servicio militar en la Brigada de paracaidistas; sin dudarlo, mi padre cogió el coche y lo llevó en mano, sin importarle la distancia. Otra anécdota simpática fue cuando su coche no arrancaba, un 124 blanco; venga a empujar poniendo la primera, y nada, hasta que se dieron cuenta de que no le había dado a la llave del contacto (un claro despiste, pues, encima, mi padre tenía el título de electricidad del automóvil, que nunca ejerció).

P.- Pues esto ha sido todo. Gracias por atenderme y que tengáis un feliz próspero año 2023.

R.- Gracias a ti. Y sí, que el año nuevo venga cargado de dicha para todos.