
Si hasta el parte meteorológico se ha vuelto medio loco en este inicio de año, presentándose como claro síntoma de lo que se nos puede venir encima de ahora en adelante, ¿porque tendríamos que sorprendernos tanto de que todo lo demás que va a suceder siga la misma trayectoria? No me gusta ser especialmente agorero y menos aún a principios de año, aunque sólo sea para ir en contra de costumbres que nunca he entendido y que denotan contradicciones que llenarían libros. No recuerdo un solo año en el que la humanidad no lo haya iniciado deseándose lo mejor, convencidos de que esos deseos se van a cumplir, y lo hayamos finalizado echando pestes a la misma velocidad que urgencia solicitamos para la llegada del siguiente… y vuelta a empezar con el discurso de las ironías vagas que nadie siente con sinceridad.
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