“En menos de una hora y a través del grupo de watsap que los une, se recogieron los fondos solicitados y el mismo día se procedió a la compra de las bobinas”
La solidaridad está siendo la gran vencedora de esta batalla contra el coronavirus. La famosa pandemia ha llegado hasta nuestras vidas para quedarse un largo tiempo entre nosotros, algo que en este momento no resulta ya la más importante preocupación, superada sin duda por la gran incertidumbre que ha generado sobre nuestro más inmediato futuro. Ya se habla en España de que este apocalipsis inesperado va a ocasionar la pérdida del empleo a más de 2 millones de personas, casi tantos como los que se perdieron en los muchos años que duró la reciente crisis económica.
Pero si hay una ola estos días que todo lo inunda, no es la del miedo, que cuando afecta a muchos se sobrelleva con más entereza y a todos rearma ante un futuro incierto que se combate mejor unidos. La verdadera ola esel tsunami de solidaridad que ha vuelto a unirnos a todos los españoles en uno solo, como lo hizo el gol de Iniesta en aquella final del Mundial de fútbol en 2010. Son decenas de miles las pequeñas acciones que están demostrando que España es una nación que sabe unirse ante la adversidad.
“La verdadera ola es el tsunami de solidaridad que ha vuelto a unirnos a todos los españoles en uno solo”
En la comarca de la marina baja han sido un grupo de pequeños empresarios los que, a través de una longeva plataforma que los define bajo el epígrafe de Encuentros Empresariales, los que se han unido para ser, además de solidarios, efectivos. Una iniciativa que nacía del conocimiento en redes sociales de una urgencia en la que se señalaba la necesidad de dotar de pantallas protectoras a los cientos de sanitarios que estos días se desviven en interminables horas de trabajo por cuidarnos a todos, fue la que les activó.
Daniel Junquera, propietario de la empresa El MonFester, ubicada en Altea y dedicada durante su dilatada existencia al diseño y creación de trajes de Moros y Cristianos, fue quien dio ese siempre imprescindible primer paso. Habilitado junto a sus recién adquiridas impresoras 3d, las puso de inmediato al servicio del colectivo que se organizó, primero solicitando necesidades a los centros de salud y hospitales de la comarca, y en segundo lugar, recolectando los suficientes recursos económicos como para poder adquirir las bobinas de filamento que pudieran, en cuestión de horas, diseñar e imprimir cerca de 300 de estas pantallas que de inmediato serán distribuidas entre los sanitarios de los centros de salud de la comarca de la marina baja.
En menos de una hora y a través del grupo de watsap que une a estos casi 100 empresarios, se recogieron los fondos solicitados y ese mismo día se procedió a la compra de las bobinas de hilo de diferentes diámetros para la fabricación en 3d de estas pantallas protectoras, a las que una vez producidas, tan sólo habrá que añadirles un film protector de tan fácil adquisición, que otro empresario de la zona decidió donarlas. Todos a una por una buena causa.