Entrevista a José Ripoll Soler

Un home de l’horta

P: Bon día. ¿Me puedes hablar, en primer lugar, de tu infancia, de tu familia?

R: Nací en la huerta de Benidorm; a los cinco años me quedé sin padre; me criaron mi madre, María la Retora, mis abuelos y mis tíos. Mi mujer, María Luisa, era de Altea; un cáncer me la arrebató con sólo 54 años. Estoy a punto de cumplir 81 años; tengo tres hijos y dos nietos. A los pocos años de quedarme viudo, no podía soportar vivir solo y estuve en pareja con una mujer del pueblo; finalmente, lo dejamos.

P: ¿Dónde has estudiado? ¿De dónde viene lo de retora?

R: Estudié la primaria en un colegio de Alfaz del Pi hasta los 9 años. A mi barrio le decíamos L’Alfàs Baix (a otros les gusta más el nombre de Almafrà). En cuanto a lo de retora, era como llamaban a mi madre; ya el abuelo era Tomás el retor. Parece que viene de que un antepasado, de niño, se ponía una camisa blanca, ancha, de adulto, y la gente decía: “Mira, parece un retoret”. La tienda que regenta mi hijo Jaume en la calle Apolo XI lleva el nombre de Retora en su recuerdo.

P: ¿Cuáles han sido tus trabajos durante tu vida laboral?

R: De jovencito, entré como aprendiz en la carpintería Climent; no tendría ni doce años; recuerdo que para que me dieran de alta, a los 14 años, tuve que recurrir a Francisco Saval y presentar un certificado escolar de Falange. Ya de adulto, a los 24, abrí mi propia carpintería. En ella he trabajado 40 años.

P: ¿Han continuado tus hijos con tu oficio de carpintero?

R: Al principio, sí; después cada uno siguió su camino. Terminé vendiendo la maquinaria y el local.

P: ¿Cómo has vivido la evolución de Benidorm en estos últimos sesenta años? ¿Ha sido aceptable la integración de todo los que venían de fuera?

R: La he vivido en positivo. Benidorm ha evolucionado muy bien, desde que era un conjunto de huertas y casas bajas, hasta los rascacielos que, por cierto, en ocasiones se han pasado en altura. Recuerdo el chalet de Pepita en la playa, la primera gymcana que se llevó a cabo (la gané yo). La integración con los forasteros, perfecta, en todos los sentidos.

P: Dos preguntas más, muy diferentes: la primera es si te ha interesado en algún momento la política local; la segunda es si has sido festero.

R: He sido festero, sí. He sido mayoral en las Fiestas Patronales (en 1982), Presidente de la Cabalgata de Reyes de l’Almafrà y miembro de las fiestas de San Isidro. También fui fundador y presidente de la primera Asociación de vecinos Horta de Benidorm. Como ves, mi vida ha estado siempre vinculada a la huerta, al barrio donde nací. En otro orden de cosas, he sido jugador aficionado de pelota valenciana y presidente del Club de pelota de Benidorm. En cuanto a la política, te puedo decir que he sido militante y fundador en Benidorm del PDP (Alianza Cristiana), que derivó en el CDS. Más tarde, me desilusioné de la política y me di de baja del partido, aunque me mantengo firme en mis ideas.

P: ¿Cuáles han sido tus principales aficiones? ¿Las sigues practicando, ahora que estás jubilado? ¿Qué tal andas de salud?

R: De salud, bien; me están operando de cataratas. Bueno, en 1990 tuve un grave accidente con la moto; nunca lo olvidaré: fue un 15 de agosto; estuve 58 días en la UCI. Actualmente, vivo en la huerta (mi hija mayor, Marisa, y su familia también viven allí; nos hacemos mutua compañía). Bajo una vez por semana a Benidorm para ver a los amigos y comer con mi hijo Jaume en el bar Rioja. Como aficiones, de siempre me he sentido atraído por la caza.

P: En tu opinión, ¿qué le falta a Benidorm para que sea la ciudad perfecta para todos los que vivimos aquí?

R: Quizá se podría mejorar lo urbanístico, aunque eso va en opiniones; por ejemplo, no me gusta cómo han dejado la Avenida del Mediterráneo, esas grandes aceras y los coches obligados a circular al paso.

P: ¿Deseas añadir algo más? ¿Alguna anécdota, alguna experiencia?

R: Te puedo decir que me he hecho a mí mismo, que he disfrutado mucho con la carpintería, trabajando con ilusión. Y que soy feliz con mi familia actual…

P: Pues esto ha sido todo. Gracias por atenderme. Y a seguir bien.

R: Igualmente.