Entrevista a Roque Yvars Devesa, un pensador de nuestro tiempo

Esta semana, el amigo Palazón ha querido entrevistar a Roque Yvars Devesa, alteano de origen y afincado en Benidorm, que nos contará lo más significativo de su obra y pensamiento.

P: ¿Me puedes hablar algo sobre la procedencia de la familia y tus estudios?

R: Mi familia está muy vinculada a las dos Marinas: la Alta, por parte de mi padre, y la Baja, por parte de mi madre. (el apellido Yvars tiene su génesis en Lérida; Devesa es de Polop y Alfaz, preferentemente). Mis abuelos maternos vivían en Polop. Yo nací en Alcazarquivir, provincia de Larache (Marruecos), en el entonces protectorado español, debido a que mi padre, oficial de la República, después de sufrir cárcel, tuvo que emigrar a aquel país. Realmente, aunque la mayor parte de mi existencia ha transcurrido en Benidorm, soy un ciudadano del mundo: he vivido en varios países, con la necesidad de trabajar y de conocer. En cuanto a mis estudios, después de cursar el bachillerato entre el Lope de Vega y en La Vila, empecé a estudiar Filosofía y Letras en Alicante y, sin acabar, más adelante, me matriculé en Psicología por la UNED.

P: ¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional? ¿A qué te has dedicado?

R: La hostelería, primero en recepción, y después en dirección de hoteles. Pero mi dedicación, no siempre remunerada, tiene que ver con el mundo de las letras: relatos de los que una cierta cantidad de ellos fueron publicados bajo el título Relatos breves; largo alcance, diversos poemarios, artículos, libros. Desde 1975 he colaborado en el desaparecido periódico Canfali y para una agencia de publicidad; también he conducido un programa de radio en esta localidad y actualmente escribo para el periódico digital Calvari. Y, durante mi estancia en Argentina, también tuve un programa radiofónico diario. No paro de escribir poemas, reflexiones, por ejemplo, más de mil en un compendio que he titulado Escupir veneno, haikus (pensamientos profundos compuestos en tres versos sin métrica, en la línea del espíritu sintoísta zen). Hubo un tiempo aciago en que falleció mi primera esposa, mi madre y mi padre en un corto periodo de tiempo, lo cual me afectó mucho y llegué al extremo de deshacerme de todo, quemando aquello que había escrito. Una vez recuperado, mi tiempo lo dedico a recopilar cuentos de tradición oral (las llamadas rondallas valencianas, relatos, de tradición y alma valenciana) y a escribir sobre una buena variedad de géneros y temas. Soy autor de un compendio, no ordenado, de escritos. Pero lo más relevante es el libro, ya publicado y presentado en algunos municipios, titulado “Alma, bruja mediterránea”, una miscelánea que resalta el amor por las Marinas, lo esencial del ser humano, la mujer sostenedora de la tradición, el mar y el hombre, del cual sale, etc. Escribo tanto en castellano como en valenciano: relatos fantásticos, colección de zéjeles, relatos costumbristas. Y no quiero dejar pasar por alto una interesante publicación. “¡Qué mal hablamos el argentino los españoles!”

P: ¿Premios, menciones…?

R: He obtenido varios premios. Como con “La nit alteana”, un poemario, en la ciudad de Altea; con “L’arc de Sant Martí”, en el concurso Enric Valor de Guadalest. He sido seleccionado para antologías de diferente índole: de Aforismos, de Haikus, de microrrelatos… Ah, y en 2014, la Fundación César Egido Serrano (Museo de la palabra) me distinguió con el título Embajador de la palabra. Mi mayor recompensa es la satisfacción del trabajo realizado, la emanación de la creatividad que desea expresarse a través de mí. Una obra, por siempre inconclusa por la constante adición de nuevas ideas es la que ya he mencionado y que he titulado “Escupir veneno”.

Otro, de características formales similares trata del contenido psicológico de las parábolas, en el que interpreto, desentraño, los significados y perspectiva psicológicamente las parábolas evangélicas (por ejemplo, la del cojo, que simboliza las trabas del ser humano para poder andar el camino con el fin de alcanzar el logro de la realización interior; o Jesús andando sobre las aguas sin sumergirse, esto es, no dejándose hundir entre las tormentas emocionales de la vida, etc.). Y tengo un agradecimiento para Argentina, a Ediciones Villa Mercedes, grande, que me publicó un poemario, “Aguas”, en el que la universalidad de los valores parecen tener éxito en emerger de entre las composiciones poéticas. Allí he dado conferencias y concedido diversas entrevistas, a condición de poder expandir pensamiento de tal índole: sobre la hermosa particularidad que conforma la totalidad, sobre que el ser humano es corazón, pensamiento y condición física, cuya meta es hacer uso de todo ello si todos esos aspectos no riñen entre sí, sino que colaboran equilibradamente. Por ejemplo, el pensamiento me recuerda mis obligaciones, mi ser emocional me inclina a la creación artística y mi cuerpo pide descanso. Eso es conflicto de intereses dentro de sí mismo. El equilibrio de ello, siendo cosa difícil, es, no obstante, el comienzo del peregrinar hacia el summum bonum, es decir, hacia la propia Divinidad interior. Y, por fin, siempre está presente que uno es la suma de todos sus antepasados, lo cual, a la postre, nos hermana a toda la humanidad.

P: ¿Cómo has visto la integración de los “forasteros” inmigrantes con los naturales de esta zona?

R: Por fortuna para mí, yo soy hijo de emigrantes.

La integración es necesaria, es una necesidad del ser humano y una experiencia altamente enriquecedora, desde los tiempos más remotos. Pero no siempre es así: hay inmigrantes que no terminan de entender que, si aquí vive, se debe ser agradecido por ello y aportar, ya sea el ser un simple número, alguna colaboración intelectual o artística, etc. Por otro lado está la parte opuesta, la de aquellos núcleos sociales difíciles de penetrar y en los que integrarse. Por fin, la conciencia que clama que ésta no se alcanza mecánicamente sino por medio de esfuerzos conscientes.

Para añadir algo, a mi juicio importante para la preservación de nuestra identidad, pongo ese ejemplo de gente que vino a estas tierras a trabajar, y pasaron una dos y hasta tres generaciones, sin tener gestos para con este pueblo. Sé de gente que ha obtenido trabajo, comprado vivienda, dado carreras a sus hijos y nadie, ahí, habla el valenciano. La constitución lo ampara, pero deberíamos tener en cuenta que nuestra alma mediterránea está, cada vez más, en peligro de olvido.

P: ¿A qué dedicas tu tiempo libre?

R: A escribir; pienso que tengo trabajo por delante como para cincuenta años, si los viviera.

 Bueno, también hago ejercicio físico (ando al menos seis kilómetros diarios) y espiritual (yoga, varias sesiones semanales). Y a veces me dedico a nada, es decir, a dar reposo a mi centro emocional, al del pensamiento y al cuerpo: me siento a contemplar la naturaleza, el mar, evitando la actividad mental y de los demás centros. Pero, no sólo se trata de contemplar, lo práctico es el ejercicio premeditado de tomar contacto, de relacionarse con las fuerzas de la naturaleza, caminando, entendiendo y amando los espacios naturales. Y lo mismo decir del día y de la noche, de los elementos, de los animales, del género humano… Cuando uno se disciplina en estas artes y establece consigo mismo tal compromiso, necesariamente, produce el desarrollo de esas mismas fuerzas que, a menudo, yacen dormidas en nuestro interior.

Mi investigación tiene que ver con los valores universales, el de la identidad del ser humano, el ser esencial. Por ejemplo, De acuerdo con el ideal de Platón y con el “árbol de la vida” de los cabalistas, los valores humanos, cual frutos, entiendo que crecen en el árbol de la vida, cuyas propiedades, o si se prefiere, virtudes o elementos de sanación, son los reales atributos de Dios en el hombre, esto es, el hombre es realmente la mínima expresión de sí mismo pero, potencialmente, es Dios mismo, o si se quiere, su naturaleza incondicionada despierta. Me interesa la inmensa variedad que compone el todo de un conjunto, y en el terreno llamado práctico, lo que está por venir, sin renunciar a todas las cosas que ya tenemos y que son base y sustento de aquellas.

P: ¿Qué le falta a Benidorm?

R: Un certamen literario de alto nivel, en castellano, tal vez a la memoria del benidormense Tomás Orts Ramos, de la generación del 98; otro en lengua valenciana, a la de Carmelina Sánchez-Cutillas, pongo por ejemplo, así, a bote pronto. Lo que no debería faltar en un premio, diría que, de tipo familiar o local, a quien lo prefiera, siempre que se trate de gente censada en nuestro municipio.

Y muy interesante sería establecer algún tipo de ayuda, pienso en varios aspectos de ésta, a jóvenes que quieran entrar, integrarse o desarrollarse en el universo de las letras.

Para ambas cosas yo ofrezco mi humildísima energía y posibilidades en la forma de colaboración al proyecto.

Recuperar nuestro pasado para actualizar nuestro presente, algo que, aunque, casi, dando palos de ciego, se está haciendo.

Pienso también que habría que poner el corazón en una generosa entrega de energía para recordar a nuestras células, y con ellas, a nuestros antepasados y a las futuras generaciones, nuestras peculiaridades, historia, modo de hacer las cosas, tradición y cultura que, al fin, se trata de los distintos colores de la misma luz.

P: ¿Has pensado en presentar tu libro en Benidorm? ¿En impartir alguna conferencia para dar a conocer tu pensamiento? Estoy seguro de que interesará a mucha gente.

R: Estoy en ello. Mi citado libro “Alma Bruja Mediterránea” ya ha sido presentado en varias localidades. Creo que ahora ya toca presentarlo en Benidorm. Puede encontrarse en las principales librerías de la localidad. Y, sí, podría dar una conferencia (o varias) para presentar a la gente, hasta donde sea posible, los matices del color del amor a lo nuestro, en medio y junto al color de lo ajeno, también.

P: Roque, te veo en plenas facultades físicas y mentales. Que continúes así, y esperamos cuanto antes que conectes con la gente de una manera presencial. Y gracias por tus declaraciones.

R: Gracias, Palazón.