
Fundadora de la Mercería Maritín, toda una institución en Benidorm
P: Rafaela, en primer lugar, háblanos de tu infancia.

R: Mi infancia la pasé felicísima. Mi padre era de Altea; mi madre y yo, de Benidorm, al igual que mi marido. Mis primeros años los pasé en la huerta, con los abuelos, en una casa muy cercana a la Ermita de Sanz. Recuerdo que fui al colegio en Altea, hasta los doce años; después, aprendí a coser, a bordar, lo que hacían las mujeres de antes que no estudiaban: sus labores. Pronto me hice novia y me casé a los 20 años. Mi marido trabajaba en la finca, después en la obra, luego en el ayuntamiento, arreglando jardines, y, finalmente, en el comercio.

P: El comercio, la tienda, la mercería. Háblame de todo ello, pues todo Benidorm ha conocido desde siempre la Mercería Maritín.
R: Sí, el nombre procede de María José y Vicentín, mis dos hijos: Mari-tín. La mercería la puse en 1965, y fue todo un éxito; vendía ropa de caballero, de niño, un poco de todo. En ella he trabajado más de cuarenta años, hasta poco antes de mi jubilación; ahora la lleva mi hija: hilos, lanas, cremalleras, ropa interior, etc. Cuando ella se jubile, no sé qué pasará con la tienda…
P: Eso te iba a preguntar ahora, por la continuidad del negocio.
R: Mi hija lo cogió con agrado, porque le gusta; por las tardes cierra y se dedica a la familia y a su gran afición: cantar en varias corales de la Marina Baixa, en Benidorm, La Nucía y Finestrat. En cuanto a mi hijo, me ha salido más artista todavía; es profesor de instituto y en su tiempo libre toca el saxofón en “L’illa”, hace teatro, monta vídeos, participa en alguna que otra ópera y canta en el Coro del Teatro Principal de Alicante.
P: ¿Has sido festera?

R: Mi marido y yo hemos sido mayorales de las Fiestas Patronales en varias ocasiones; también mayorales de honor, dos veces con él, y una vez yo sola. Ah, y abanderados. Teníamos una peña llamada “Los pajaritos”. Hemos colaborado en algunas actividades de la Iglesia (mi marido estaba en la cofradía del Nazareno) y con la Unión Musical: mi marido formaba parte de la junta directiva en tiempos de Pérez Barceló; por nuestra parte, las mujeres organizamos una tertulia, llamada Clave de Sol, que todavía existe, y nos juntábamos para comer (yo hace algún tiempo que no asisto).

P: ¿Qué piensas de la integración de la gente de fuera que venía a Benidorm en busca de trabajo?
R: Siempre ha predominado la sana convivencia. No tengo noticia de ningún conflicto entre los emigrantes y los naturales de Benidorm; ellos son serviciales; nosotros, hospitalarios.
P: ¿Qué tal andas de salud?
R: Bien, a excepción de los achaques propios de la edad. Acabo de cumplir 84 años; la pena es que mi marido me dejó hace quince (tenía problemas de corazón). Pero me siento muy arropada por mis hijos, mis nietos y mi biznieta. Me han salido todos muy buenos y muy trabajadores. Puedo resumir diciendo que he sido siempre muy feliz.
P: Y de Benidorm ¿qué piensas? ¿Está todo bien?
R: Amo mucho a Benidorm; sólo puedo decir cosas buenas. Si acaso, que podría haber más limpieza en las calles. Y algo que hemos reivindicado todos es el Centro Cultural, y parece que ya funciona. Siempre es susceptible de mejora, como todas las ciudades, pero Benidorm ha evolucionado de maravilla, lo tiene todo, que es lo que buscan los turistas y los naturales de la ciudad. Creo que todo el mundo es feliz aquí.
P: Gracias Rafaela por tus declaraciones. Y a seguir bien.
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