
Francisco Amillo.- Hace unos 2.600 años que Esopo, en la antigua Grecia, recopiló una serie de relatos. Fueron puestos por escrito por autores posteriores y tuvieron gran difusión. En ellos los protagonistas suelen ser animales y finalizan con una reflexión moralizante, dejando patente su intencionalidad didáctica. Estos relatos se denominan fábulas y su final es la moraleja.