
Esta semana, el amigo Palazón entrevista a Pancho Reverte.
P: ¿Me puedes hablar de los orígenes de la familia, de tu infancia y tus estudios?
R: Nací en Panamá en 1955, donde pasé mis primeros 12 años, muy feliz (a excepción de una poliomielitis a muy tierna edad), estudiando con los jesuitas y arropado siempre por mis padres y mis hermanos: Lolita, Pepo, Charo, Juanra, Nano y mi querido hermano mellizo, Lucho. Mi padre nació en Lisboa, aunque él se considera madrileño, del barrio de Chamberí. Mis abuelos paternos eran de Cartagena y Sevilla. Los maternos eran de Benidorm, “Batiste Barrina”, y Villarroya de los Pinares (Teruel). Después de la etapa panameña, mis padres decidieron venirse a vivir a Benidorm; estudié en el Lope de Vega y en el instituto de La Vila. Fue una etapa también maravillosa donde se forjaron grandes amistades. Cursé la carrera de Farmacia en Madrid, donde finalmente mis padres se establecieron.
P: ¿Qué me dices de tu trayectoria profesional?
R: En 1980, me fui de inspector farmacéutico municipal a El Pobo de Dueñas, un pequeño pueblo próximo a Molina de Aragón (Guadalajara). Me acogieron de maravilla, fui uno más del pueblo; incluso me eligieron alcalde en 1983. Seis años después me establecí en Madrid, primero con un negocio de material sanitario y después como farmacéutico del Hospital General Penitenciario en Carabanchel (experiencia con drogadictos, traficantes, violadores, terroristas, gente con SIDA…). A los 3 años dejé el Hospital para abrir una farmacia en Algete (Madrid), que me concedieron junto a mi socia Hortensia. Allí estuve 10 años; en esa época me casé con una compañera de estudios de la que me enamoré desde que la conocí. Y con ella tuve un hijo, Jorge, que hoy a sus 30 años también está creciendo profesionalmente y como persona. Siempre me han gustado los retos: el siguiente me lo ofreció mi amigo Eduardo Zaplana, cuando era presidente de la Generalitat Valenciana, en 1999 (un cargo de bastante importancia); después fui nombrado Director General de Integración Social de Discapacitados de la Consellería de Bienestar Social. A los 4 años me ascendieron a Secretario Autonómico de la Consellería. Fueron 8 años muy intensos, apasionantes. Trasladé mi domicilio y familia a Valencia. Pero en política uno tiene que saber que los políticos pueden tener fecha de caducidad. De la política pasé, casi al año, a trabajar en la patronal de la dependencia de la Comunidad Valenciana y 3 años más tarde me concedieron la incapacidad laboral. Mi mente funcionaba muy bien, pero mi cuerpo iba perdiendo y era cuestión de cuidarse. Con mis 68 años aún sigo muy activo de mente, pero tengo que aceptar mis limitaciones físicas.
P: ¿Y tu incursión en política?

R: La política siempre me interesó desde mi más tierna infancia. Con 17 años me afilié a la O.J.E. en Benidorm y pronto en los Círculos Doctrinales de José Antonio. En la Universidad conocí el mundo clandestino de la época final del franquismo; en 3º me eligieron delegado de curso frente a los candidatos de la izquierda (1976). En 5º me afilié a UCD en el distrito de Chamberí. En Pobo de Dueñas, desconecté de la política hasta que en las elecciones municipales de ese pueblo me presenté como independiente en las listas del PSOE y salí elegido alcalde. Pronto me decepcionaron los socialistas y dejé el cargo a los 2 años. Al volver a Madrid no tardé mucho en afiliarme al PP. Como dije antes, pasados los 8 años con Zaplana, me desengañé de los partidos y me di de baja en el PP. Y así sigo, pero siempre muy preocupado por la política y con mis ideas liberales y de mejora de la sociedad.
P: ¿Cómo has visto la integración de los forasteros con los del pueblo?
R: Benidorm es una ciudad fácil para los forasteros. Siempre me he considerado como uno más de Benidorm. Los que hemos vivido en distintos países, regiones y ciudades nos consideramos ciudadanos del mundo. Soy panameño, sí, pero soy de Benidorm, madrileño, de El Pobo de Dueñas y ahora valenciano. Y aún me queda hueco para más sitios si se tercia.
P: ¿Cómo has vivido la evolución de Benidorm en estos últimos 50 años?
R: En 1967 Benidorm era un pueblo tranquilo, de 12.000 habitantes, población que se incrementaba en verano y Semana Santa por el aluvión de visitantes. Recuerdo la Avenida del Mediterráneo sin asfaltar y la carencia de muchas infraestructuras. Hoy, con más 70.000 habitantes censados, Benidorm es un modelo turístico generador de riqueza y prosperidad, gracias a su urbanismo (verticalidad) y a sus inmejorables playas.
P: Háblame de la pandilla y del libro “Donde el sol sale para todos”.
R: En mis años de juventud en Benidorm, 1968-1977, tuvimos una gran pandilla. Éramos chicas y chicos con muchas ganas de divertirnos y con las hormonas alborotadas. Se me ocurrió que, 50 años más tarde, sería interesante recoger una breve historia de cada uno de nosotros, sobre todo de esos años de juventud compartidos. Propuse editar un libro y conseguí la respuesta positiva de 30 amigos. El beneficio íntegro de su venta se destina al Doble Amor por su labor social. Quiero agradecer la acogida de esta publicación por parte del pueblo de Benidorm y muy especialmente al ayuntamiento de Benidorm y a los medios de comunicación locales como 8 La Marina Televisión, la cadena Ser Benidorm, diario Información de Alicante y al periódico digital que me hace esta entrevista, “El Calvari”.
P: ¿Aficiones, tiempo de ocio?
R: Me gusta escuchar música clásica y jazz. Me gusta mucho leer. Suelo leer 4-5 libros a la vez, de historia y novelas, sobre todo. Me gusta ver el baloncesto, series, películas. Viajar, escribir, pasear, charlar con los amigos…Me faltan horas en el día, y eso que llevo 13 años jubilado.
P: La siguiente pregunta se refiere a tu padre, como médico y político.

R: Mi padre estudió Medicina en Madrid. Después de casarse, ya con 4 hijos, se marchó a Panamá en 1950. Durante 17 años desarrolló una gran actividad profesional, intelectual y social. Aprendió la medicina de los indios (“El pacto médico-hechicero”). Escribió muchos libros sobre las tribus indígenas. Fue profesor de la Universidad Católica de Panamá y nombrado doctor honoris causa. Tuvo un programa radiofónico que llegaba a los más recónditos lugares de Panamá, con el que pretendía educar a los padres, no a los hijos. Tuvo tiempo para ser concejal de la ciudad de Panamá. Pero en el 68 la morriña por España le llevó a Benidorm, de donde era su suegro “Batiste Barrina”. En Panamá quedó lo que a él tanto le apasionaba, que era “la llamada de la selva”, por la que siempre se movió con mucha destreza. En Benidorm retomó su labor como médico, tanto en el sector público como en el privado. Fue nombrado alcalde de Benidorm en 1971, puesto que ocupó hasta 1973. Sus preocupaciones principales fueron las infraestructuras y los equipamientos. Hombre de ideas, escribió y dirigió muchos capítulos de un programa de Televisión Española: “Por la ruta de los descubridores”. Tenía el don de las lenguas; se manejaba en inglés, francés, alemán, sueco, holandés, flamenco, hebreo, griego, árabe, arameo, sánscrito, esperanto. En 1977 ejerció como médico en Madrid y fue profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. Acabó siendo un conocido y prestigioso antropólogo forense. Era un gran comunicador y sabía captar la atención de sus alumnos. Ha publicado cientos de artículos científicos y divulgativos y decenas de libros. En la Complutense se puede visitar un museo de Antropología Forense que lleva su nombre. Siguió escribiendo hasta el final de sus casi 95 años.
P: ¿Qué le falta a Benidorm para que sea una ciudad perfecta? O qué le sobra.

R: Pienso que sus gobernantes se esmeran por que sea una ciudad más hermosa, más limpia, más accesible, más acogedora, más habitable. En Benidorm se trabaja por la perfección, y eso es bueno. No le sobra nada. Puestos a pedir algo, pediría una conexión ferroviaria de alta velocidad con Madrid, Barcelona, Sevilla…En esta vida no hay nada imposible.
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