Una de chistes…: «El chiste de los gapos del Guti»

Esta historia que os voy a contar va a hacer gracia, porque cada uno es como es y hay personas que tienen tics o manías que suelen durar toda una vida o tienen un tiempo determinado entre clase y clase.

Esta historia se remonta a mi etapa de Bachiller en el Instituto, cuando estudiábamos Filosofía y asistíamos a sus clases. Y el profesor de esa asignatura ese año era Eduardo -no me se sus apellidos, tampoco se los preguntó y menos me importa. Eduardo (alias «El Guti»).

Y claro nos sentábamos mi colega Fiti y yo y a veces las clases de Filosofía eran tan aburridas e inentendibles, que nos pasábamos la hora contando los gapos del Guti que tiraba por la ventana.

Había días que contabilizábamos 45 gapajos, otros días 50, tenía una oscilación media entre 40 y 50. A veces se nos pasaba alguno, porque también teníamos que tomar apuntes, pero entre parón y parón: gapazo. A más de una le llovió en la cabeza los gapazos del Guti, luego saber quien era, era más difícil. Pero los que sabíamos exactamente quién era, nos partíamos el culo.

Parón: gapazo. Otro parón: otro gapazo más. Más de una se tuvo que comprar un paraguas para pasar por cierta hora y por cierto sitio, para que no le inundaran de gapazos.

Y lo que digo yo con mis chistes o los que conocen mucho mi vida:

«Para que los cuente otro, los cuento yo» (que tienen más gracia)

¡Que tiempos aquéllos!