Hojas secas de otoño: «Te quiero cariño mío»

Eres la iluminación que despierta mi belleza,

la tuya como la mía,

alrededor de algo tan bello y puro

bonita como tu naturaleza

Esa naturaleza donde tu y yo nos econtramos

en el más exótico de sus parajes.

Cuando te siento, te siento tan dentro de mí

que parece que hay momentos que eres tu

la que me habitas y yo me evado como

la espuma, tan blanca como la que bordea

la de una jarra rubia,

tan dorada como tus cabellos.

Me gusta pensar en ti,

me relaja, me entretiene,

me distrae, me encariñece,

me aniña como la primera vez que te vi

cuando ibas vestida como esa mona

que cuando se viste de seda

mora se queda.

Cariño mío, dulce despertar,

fantástica creación e imaginación

que convive siempre en mi pensamiento,

ese pensamiento que no se borra porque

la cree dentro de ese yo que cree una vez

y que se fue como un sueño.

En ese sueño imaginario, limbo de un estado

creativo, impresionante e increible

donde el aire y el fuego marea una lumbre

que desprende un olor que es irrepetible, de leña

vieja de centenario olivo, en tierra seca y mojada

a su vez que cuando la ahondas te penetra en el

más profundo de sus subterráneos, donde ahí

nos escondemos para vivir nuestro particular

amor, cariño mío, cariño mío…

pío pío como dos pajarillos que se encuentran

bajo el vuelo de una nube donde se amolda los

dos siendo tan rápidos como el viento que los empuja.

Cariño mío, dulce despertar, cariño mío.

Manolo Mora «Jeriganzuhí»

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